Por @NegraCesante
Terminó la segunda temporada de The Walking Dead y digamos las cosas como son, no fue una temporada sencilla para los seguidores de la serie. Un comienzo lento, hartos episodios con monólogos eternos y con pocos zombies, un drama para los que vibramos con la escena del caballo devorado y con el ritmo de boxeador de la primera temporada.
Con el universo de personajes ya establecidos en la primera temporada, la segunda se centró en las motivaciones y dilemas morales ligados a la supervivencia en un mundo al límite, pero se perdió varias veces en diálogos eternos y personajes que un día eran rudos y al otro día salían de paseo a recolectar flores, en una granja que daba sueño y donde los conflictos pocas veces tenían que ver con la existencia de zombies en los alrededores.
Siendo sincera, la granja me provocaba más tirria que la de Orson y sus amigos, nunca me interesó conocer a sus personajes y sacando a Hershel y la hija mayor del lote, el resto de sus habitantes solo fueron relevantes en la medida en que sirvieron como carne y cerebro para alimentar a algún caminante. Aplausos para la escena de la granja infectada de zombies y el granero en llamas, al fin nos libramos de esa locación aburrida y nuestros personajes salieron a “buscarse la vida” en la carretera.
Perdimos en el camino a personajes importantes, Shane que descendió a los infiernos y encontró el único final posible después de tan macabra transformación, fue asesinado por el líder a quien intentaba suplantar y rematado (una vez convertido en zombie) por el hijo que siempre quiso cuidar. Mención estrellita dorada para Carl y la pérdida de su inocencia, anunciada en el primer capítulo en aquella escena “homenaje a Stand By me” donde se quedó mirando con ternura a Bambie justo antes de ser impactado por una bala.
También nos dejó Dale, la moralina viviente en esta historia, sus ojos de búho sorprendido se apagaron en una muerte algo sorpresiva que nos anunció el resurgimiento de Daryl Dixon, lejos de la figura impulsiva del “loco de la ballesta” y decididamente más cercano al macho pragmático capaz de enfrentar decisiones difíciles en los momentos en que Rick se pone a filosofar y le tiembla la mano al disparar.
Nos quedamos con los personajes que todos queremos, sacando a la latera de la mamá de Sophia y a T-Dog que hasta ahora parece estar allí solo como argumento de diversidad racial, una buena apuesta para un tercera temporada que debe seguir en el ritmo de los últimos 6 capítulos si no quiere perder seguidores.
Con la disolución de la dualidad “bien versus mal” que nos mostraba la eterna disputa Rick versus Shane, nos vamos al lado oscuro, Rick abandona su lado tibio, deja de lado su actitud “hombre de ley” y declama que esto “ya no es una democracia”. Por fin tenemos a un líder que asume la apocalipsis zombie como una realidad y llama a su tropa a sumarse a las nuevas reglas o a tomar sus pilchas y emprender la retirada.
Paralelamente a la historia del grupo de Rick vemos a Andrea cobrar valor en la trama, ya no como la hermana sufriente, ni menos como premio de consuelo de Shane, si no como una sobreviviente solitaria que se agarra con uñas y dientes a su vida. Andrea es quien nos anuncia lo que se viene en la tercera temporada, ella no es tibia y cancina como el resto de las mujeres de la historia, hace rato viene demostrando que si hay algo que no le importa es conseguir la aprobación del grupo y por eso es ella la encargada de presentarnos una figura encapuchada y misteriosa acompañada de dos zombis sin brazos quien de seguro marcará un antes y un después en las temporadas venideras.
Música espeluznante y un plano final a una enorme cárcel en el medio del bosque, vaya manera de dejarnos atrapados hasta el inicio de la tercera temporada. The Walking Dead cumplió la promesa y logró devolverle el alma al cuerpo a los seguidores que mantuvieron la fe y supieron esperar con paciencia la llegada del Apocalipsis Zombie Gratuito y de Calidad para todos.
Lluvia de aplausos para la segunda mitad de esta temporada, para los dos capítulos finales y para todos los que no perdieron la fe. The Walking Dead sigue viva señores.