Por Mariana Fernández @Merlina_paz / Edición Nostálgica por Ángela Díaz @AngelaDiazcamus
El espacio Nostalgia Televisiva se hace cada vez más popular y democrático, hoy viene de invitada a escribir una amiguita de la red social del pajarito, que se vio entera la serie de la mamá y la hija de apellido Gilmore, una serie que yo sólo vi de pasadita pero que nuestra invitada maneja a la perfección.
Quiéranme a la Mariana que se la jugó escribiendo y de paso realizó un servicio de utilidad pública ayudándonos a recordar a un wuachón nostálgico de aquellos.
Hace unos días, y producto de una conversación twittera sobre series, me puse a parlotear sin parar sobre lo mino que era Christopher Hayden de Gilmore Girls, una serie, que si bien tiene hartos detractores anti mamonería, yo me vi completita. Y así, sin más preámbulo, me fue encomendada la difícil misión de escribir esta nota sobre mi amor televisivo.
Reconozco que me quebré harto la cabeza antes de empezar a escribir, no era fácil para esta ingeniera agrónoma expresar EN PALABRAS, cuánto significó para mí este chiquillo. Hasta que se me ocurrió mirar una foto del espécimen en cuestión y la inspiración llego solita. CHAN!, santo remedio. La misión no era nah tan complicada, inmediatamente recordé la primera aparición de Christopher, por allá por el capítulo 14 de Gilmore Girls.
No sé cómo les habrá ocurrido a ustedes, pero yo empecé a seguir la vida de las Gilmore Girls de puro aburrida y aunque las encontraba enfermas de mamonas, de a poco me fui enganchando con las aventuras y más que nada desventuras de esta mamá soltera y su hija pava… Y un día, sin previo aviso, llegó ÉL a cambiarlo todo, arriba de su moto, no sé si yo le puse los efectos especiales pero según yo hasta estaba lloviendo (Awww).
Cada vez que aparecía este personaje dejaba la grande y toda la vida de las Gilmore se ponía de cabeza, porque si bien no cae en la categoría de «Geek&Hot: bueno», si cae perfecto en la de “Geek&Hot: Chico Malo”, esos que le revuelven el corazón a las Drama Queen como uno.
Cuando apareció Christopher Hayden, David Sutcliffe en el mundo real no televisivo, me di cuenta que los ojazos de Rory no eran una casualidad, provenían del guapetón de su padre, dueño de los ojos verdes más maravillosos que he visto, ojitos que siempre lograban traspasar la pantalla y matarme con esa cara de “yo no fui”, capaz de derretir a cualquiera, dolor de muelas garantizado.
Porque lo mejor de Christopher es que su personaje es muy contradictorio, se supone que es el malo de la serie, el chico rebelde, el irresponsable, el inmaduro, el «abandona bebés y pololas embarazadas», pero es lejos el malo con más cara de bueno del que tenga memoria. Y esa bendita oposición le daba al personaje ese no sé qué de chico malo güeno, al que todas, todas alguna vez quisimos adoptar, domesticar y transformar.
Analizándolo en profundidad, el cabro no era tan semilla de maldad, venía de una familia “bien” y a lo más era medio loquillo, lo que es típico de los niñitos criados sin limitaciones financieros, el síndrome Dylan McKay que le llaman, o sea ¿tan terrible es chocar el porsche dos horas después de que se lo regalaran?, «pelos de la cola del gato» como diría mi abuelita.
Si bien es cierto que su gran condoro fue dejar embarazada a la polola cuando tenían 16 años, fue lo suficientemente niñito grande como para no hacerse el leso, así que opino que la Mamá estirada de Lorelai por último podría haber considerado eso y haberse dado con una piedra en los dientes de que fuera Christopher, ése TREMENDO mino y no cualquier pelagato, el que le embarazara a la cabra chica.
Además con el pasar de los 37 capítulos en que aparece, Christopher llegó a ser todo un gentleman, inteligente, atractivo y bien portado, disperso sí, eso no se le quitó nunca, pero igual cumpliendo con todos los requisitos que ya quisiera una al momento de elegir novio.
Y si bien la serie duró siete temporadas, Christopher aparecía súper esporádicamente, así que espero que esta columna se convierta en un digno mini homenaje…Y si se quedan con gusto a poco, aprovechen de googlearlo, recordarlo y suspirar.
Aquí les dejo a Cris, un galán de tomo y lomo, recién sacado del baúl de los recuerdos.
