Memorias de una Nerd: El Clap- Clap de los Zapatos

Desde chica que me han gustado los zapatos, en todas sus formas y colores posibles. Reconozco mi debilidad por aquellos qué brillen y sean de colores espectaculares. Cuando tenía como 9 años, me ponía los tacones de mi madre que por suerte, tenía la pata chica, y comenzaba a taclear por la casa.  Hacer ese clap –clap en el suelo, me hacía sentir interesante.

Cuando era “adolescente” me subí a los tacos, era la única de mi curso que tenía botas con taco, nadie más usaba y eso me encantaba.   Al pasar el tiempo, deje los tacones de lado, y me interese en zapatos más cómodos,  pero igualmente especiales. Incluso llegue a tenerle miedo a los tacones; mis pies ya habían olvidado lo que era subirse en unos.  Hasta que los conocí a ellos, mis primeros tacones de “adulta” unos maravillosos Mary Jane rojos, con chispitas como los de Dorthy. Me enamore, los desee como pocas veces he deseado algo material y me los imaginé con todos mis vestidos. Estaba empecinada en encontrarlos  pese a cualquier costo… ¿El detalle? No existían en este limítrofe mercado nacional. Cuando una es media shopaholic, hace lo humanamente imposible por conseguir esa cosa especial que te mueve el piso (en mi vida, solo he conocido a una persona que logra entender este sentimiento) y esta misión, se veía más difícil que cualquier otra. Gracias al cielo y todos los dioses, El Angel de la Moda, (al cual tú le puedes prender velitas) configuró todo para que yo pudiese tener esos hermosos zapatos. Mi amiga, la que se emociona como yo, los encargo a otra amiga que hizo malabares para conseguirlos.

Los zapatos viajaron y llegaron al fin a mis pies, mi corazón latía cuando abrí esa caja y los conocí. Al ponérmelos, sufrí tanto, porque me destruyeron los pies y yo prácticamente llore porque me sentía tonta por haber gastado dinero en algo que no podía usar. Luego de arduos ensayos y errores, logre domesticarlos y caí; me compre cuanto tacón se me cruzo.  Ahora me peino con los tacones, obviamente, no los uso muy seguido porque tampoco quiero que mis pies se deformen, pero cada vez que puedo, salgo con mis tacos, me siento guapa, interesante y soy feliz haciendo clap-clap.

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