Hace 20 años nació un gran amigo para todos nosotros los videojuegadores: Sonic, el puerco espín azul de Sega, que vino a remplazar a la primera mascota de la empresa, Alex Kid, con toda su actitud «chora» y «buena onda», que tanto atrajo a los lolos de la época (me incluyo). Era el principal y más efectivo rival para Mario, que también era simpático pero no tan «radical».
Así, juego tras juego, la popularidad de Sonic crecía, junto a las ventas de Sega. Sin embargo, algo paso…
Tras un excelente periodo de ventas con el Genesis (Mega Drive para Europa), Sega lanzó lo que sería su primer ingreso al mundo del videojuego 3d: el Sega Saturn, rival directo del Playstation y el Nintendo 64.
Lamentablemente la Saturn tuvo una recepción menos que aceptable, y pese a que sacó algunas joyitas, nunca logró concretar su, quizás, objetivo más importante: trasladar la velocidad de Sonic a un mundo con volumen.
Fuera de un par de intentos fallidos, como Sonic 3d Blast, Sonic R o un pequeño modo en una recopilación de juegos clásicos, el puerco espín se quedó dormido, esperando una consola que tuviese la capacidad de llevar toda su velocidad a la realidad.
Y fue entonces cuando el 9 del 9 del 99, Sega lanza su último intento consolero: el Sega Dreamcast, una consola maravillosa, que hasta el día de hoy es apreciada por nosotros los gamers, y que nos trajo uno de los más maravillosos catálogos de juegos a la fecha publicados. Entre estos, Sonic Adventure, la primera aventura de Sonic completamente en 3d.
Pero nuevamente, no todo resulto como esperábamos…
Sonic Adventure, pese a no ser un mal juego, tampoco era perfecto, sobre todo en el tema de control y cámara, aspectos que antes eran maravillosos cuando Sonic se desenvolvía en el plano, seguro mundo de la plataforma 2d. Y pese a sus ventas y una aceptable secuela (inferior al original), Sonic parecía que no funcionaba del todo en su traspaso a la nueva generación.
Y el resto de la historia es conocida: el Dreamcast fracasó, Sega prácticamente quiebra y en consecuencia decide dejar de fabricar hardware y dedicarse totalmente al software; los juegos de Sonic comenzaron a salir uno tras otro, implementando sistemas de gameplay muchas veces inexplicables y haciendo crecer lo que para mi es el mayor cáncer de la saga (junto a su cámara): la aparición de una infinita gama de personajes, supuestamente amigos de Sonic, que poco y nada agregan, más bien quitan.
Sega sabe que Sonic ha dejado de ser popular como en los 90s, que la franquicia está dividida entre quienes la defienden y entre quienes dicen que jamás volverá a ser lo mismo, y pensando en celebrar estos 20 años, decidieron irse a la segura y lanzar un juego que apele tanto a jugadores nuevos como a los que tuvimos la oportunidad de vivir las primeras aventuras del «erizo» azul.
Así es lanzado para casi todas las plataformas, el juego Sonic Generations, que mezcla 2 gameplays, el de plataforma 2d y de plataforma/carrera 3d, elimina a los amigos de Sonic y recrea una serie de etapas clásicas de juegos anteriores.
En resumen y en mi opinión, Sega POR FIN lo hizo bien y nos da un juego de Sonic la raja y que vale la pena tener.
La trama va más menos en que una especie de monstruo del inter espacio temporal está devorando y cambiando mundos, lo que hace que tanto el Sonic clásico, más gordito y sabrosón, y el Sonic nuevo, radical y picarón, terminen juntos tratando de resolver el embrollo de la mejor manera que saben hacerlo: corriendo.
Así es como nos dedicaremos a visitar 12 mundos clásicos, incluyendo Green Hill o Radical City, junto a algunos más nuevos y que para mi eran desconocidos, como los del Sonic Unleashed o el Sonic Colors. Cada uno de estos mundos cuenta con 2 niveles, uno clásico en 2d y con elementos de plataforma tradicional, y otro moderno en 3d, en donde nuestros reflejos, memoria y la resistencia a querer asesinar la cámara y tirar el control, serán la clave para triunfar.
Para avanzar debemos terminar ambos mundos y conseguir unas llaves, así activar el jefe y una vez derrotado este, entrar a nuevos y veloces niveles.
Hay un par de etapas extras en donde debemos usar a los amigos de Sonic, pero afortunadamente estos no son obligatorios; de hecho, yo ya terminé el juego y nunca ocupé a alguien que no fuese mi gran amigo puerco espín. O sea, ¡todo bien!
Personalmente me gustó mucho esta opción de tener 2 estilos de juego, además que se agradece lo bien diseñados que están los niveles. Como siempre, el objetivo real de los juegos de Sonic finalmente no es terminar la historia, si no que bajar el tiempo que te demoras en pasar cada secuencia, lo que se vuelve un reto muy entretenido. Ojo que para esto último también hay un modo online que te permite ver tus tiempos en un leaderboard y llevar rastreo con el resto del mundo.
Gráficamente el juego está filetón, corriendo a (casi) sólidos 30fps, con un par de tirones pero nada terrible. Cuando Sonic toma pique en los niveles 3d, de verdad que la cosa luce maravillosa.
En los niveles 2d se utilizó un estilo que busca hacernos recordar los juegos más clásicos, con un motor muy, pero MUY superior al que se usó para el Sonic 4 que, de todos modos, y perdonen mi vocabulario las chiquillas, era una mierda, así es que otro punto positivo para este juego.
La música consiste en remixes de temas clásicos, correspondientes a cada juego, y les prometo que más de alguno me saco una lagrimita, como el de Green Hill.
También es bueno que uno a medida que va avanzando y batiendo records, se pueden ir sacando más temas, y luego antes de empezar cada nivel podemos elegir si jugar con la música por defecto o con alguna de las que hemos ido consiguiendo. Lo que me dio latita si, fue que esperaba que tuviese algún temilla del Sonic R, cosa que no pasó, buu!
Quizás el punto bajo en este tipo de apartados se lo lleva nuevamente el control, que hay unos momentos malditos en donde de verdad no responde; más de alguna vez me caí porque Sonic no saltó, cuando prácticamente machaqué el control para que lo hiciera, ¡malditos!
Además de todo lo lindo que les he contado, el juego trae un par de extras buenos, como galerías, arte conceptual o figurillas para coleccionar. También podemos encontrar de manera muy sencilla un control de Sega Genesis, que nos permitirá jugar al Sonic original.
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Para cerrar y resumir, me parece que Sonic Generations es un gran juego que viene a sacar al azulado del agujero de la mediocridad en que se encontraba. Los nostálgicos estarán felices porque al fin tienen un buen plataforma 2d para probar, con un diseño maravilloso de niveles y velocidad a todo momento; y los que prefieren aumentar sus reflejos y gozar de buenas gráficas 3d, tienen la mesa servida para correr por los clásicos niveles de Sega.
Asi es que no me queda más que recomendar el Sonic Generations para la consola que tengas, les aseguro que pasarán un gran rato. Aprovecho de enviarle un gran abrazo y agradecimiento a Sonic por los buenos momentos que me ha hecho pasar durante estos 20 años en que hemos corrido juntos.
¡Gracias Sonic, te quiero mucho!
Y a ustedes lectores, a ver si pueden batir mi tiempo de Green Hill en 3d: 2 minutos 5 segundos!
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Por @NicoLorca