Mérida es una princesa escocesa bastante poco común, es experta en el tiro al arco y poco le importa el protocolo que su madre, la reina Elinor, intenta inculcarle, pues como dicta la tradición, ella es pretendida por los primogénitos de los clanes amigos del reino para contraer matrimonio, los que se presentan cada uno como el mejor candidato. Mérida decide escapar de este destino y buscar uno propio, así va donde una bruja que le vende un hechizo que pondrá las cosas “a su favor”.
Duele decirlo pero Pixar no lo logró con Brave. ¿Qué es lo que no logró? Todo a lo que nos tiene acostumbrados (o mal acostumbrados) o sea pura maestría y hacernos sentir ese aire que infla el pecho al estar viendo algo gigante y maravilloso. Después de obras maestras como Wall-E, Up, Ratatouille, Monsters, Inc, The Incredibles y la trilogía de Toy Story, por nombrar casi toda su filmografía, que representan nada menos que lo mejor que el cine de animación nos ha dado en su historia, la película de la princesa chascona se queda corta en genialidad e inventiva. NO quiero decir que Brave es mala, todo lo contrario, está lejos de serlo, pero con tremendas predecesoras esta película es solo una buena película.
Obviamente los cabros de Pixar son mateos y hasta sus “errores” les quedan buenos. Brave tiene momentos destacables, es dinámica, muy entretenida y además tiene un giro en la trama que la salva de ser olvidada por completo. Al final nos queda una bella fabula sobre la familia y la relación madre e hija, con algunas pinceladas de Miyazaki y unos grandes brochazos del Disney mas clásico.
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