Si estás pensando que escribí mal, te cuento que no es así. Hoy quiero hablar sobre esas personas muy extrañas que se acercan a una, no para tener una amistad saludable, sino con el fin de replicar lo que somos. Esta columna es sobre las mujeres clones. Esas mujeres que de una u otra forma, quieren ser como nosotras cueste lo que cueste.
Tengo una amiga que trabajaba en un lugar X y era la única mujer de su equipo. De pronto llegó una chiquilla nueva. Una piensa qué es algo bueno, porque habrá cofradía femenina. Pero no, no resultó así. Esta nueva niña era “tan osada”, “tan diferente” y a diario reafirmaba su personalidad burlándose gratuitamente de su única compañera de trabajo. Mi amiga, es buena como el pancito tostado y jamás advirtió las señales, justificando estos arranques de la colega simplemente por su inmadurez.
Con el paso del tiempo, esta extraña espécimen comenzó a mutar. Primero se adjudicó las tallas recurrentes de mi amiga. Después adoptó algunos modismos y ya cuando comenzó a vestirse como ella la cosa se puso grave. Incluso comenzó a twitear cosas similares. Varios se lo hicimos saber, hasta que un compañero de trabajo lo notó y dijo: “la blablá es un Wannabe tuyo”. Si un hombre lo nota, es porque una no está na loca ni sicoseada; es un hecho que responde al método científico y sobrepasó el umbral de la mente femenina.
Por esas circunstancias de la vida, mi amiga dejó de trabajar en dicho lugar, alejándose por completo de este personaje y todos fueron felices. Pero el daño ya está hecho ¿Por qué alguien necesitara absorber la personalidad de otro? Yo he conocido de muy cerca casos de hombres y mujeres que andan robando la esencia de otras personas, alimentándose de otros como si carecieran de intereses propios. Es algo bastante triste y hasta decadente. Yo he llegado a la conclusión, que al detectar estas personalidades, lo mejor es no involucrarse a fondo con ellas, porque terminan por absorberte y clonarte… ¿Acaso no viste All About Eve?