Puerto Varas, Región de los Lagos – Chile

Como Chilena, cuando siento la necesidad de re-conectarme con la naturaleza, el sur de Chile es el primer destino que viene a mi mente.

Es así como me encontré viajando por primera vez a la Región de los Lagos, con destino a Puerto Varas luego de varios meses fuera de Chile. Vuelo directo desde Santiago a Puerto Montt, rápido y cómodo, pero lo mejor es que fue gratis, ¡usando los kilómetros!

Como no había estado en la zona antes, me encargué de reservar el hotel y transfer por adelantado desde Santiago, distintas multitiendas ofrecen ahora servicio de viajes a precios razonables e incluso en cuotas si así lo prefieres. Una vez en el aeropuerto de Puerto Montt fui recibida cálidamente por las personas a cargo de los transfers en el hotel.

Llegando a Puerto Varas, la bienvenida es aún mejor, con dos personajes importantísimos de la zona, ambos quienes siempre están allí para recibir a los visitantes; el Lago Llanquihue y el Volcán Osorno. Nunca he sido particularmente fan de los volcanes, pero el Osorno…es que es imposible quitarle la vista de encima, su forma y colores es como los volcanes que vemos en los dibujos animados, es perfecto y la niebla matinal de la zona lo envuelve en un aire de único e incluso místico.

 

Esa tarde me la pasé recorriendo las calles de Puerto Varas, cafés varios con pastelerías, pequeños y grandes restaurantes de todo tipo, pero lo mejor el aroma a leña que proviene de las casas cuando el clima esta bajo de los 12 ° C. Sopaipillas pasadas, pan amasado, té de canela, leña en la chimenea y Puerto Varas ya se ganó un rinconcito de mi corazón.

Esta hermosa ciudad no esconde su influencia alemana, habiendo sido fundada por colonos Alemanes a mediados del sigo XIX. Strudels y otras tantas delicias son parte de la herencia que los locales comparten con los visitantes. Te sientes un poco “lejos de todo” o como “en medio de las montañas“, y sin embargo todos los hoteles y el centro de la ciudad ofrecen excelente conexión a internet y TV Satelital, ¡es lo mejor de dos mundos!

Segundo día y la idea es conocer el Llanquihue, el segundo lago más grande de Chile con 86.000 hectáreas. Es increíble como la presencia del agua, ya sea en forma de río, lago, laguna o mar, le trasforman en el centro de atención de una ciudad y la hacen especial.

Sus transparentes aguas te invitan a navegar y también permite apreciar la cálida y bella Frutillar. Sin embargo, lo que más me llama la atención de este gigante de agua, es la leyenda que hace referencia a sus orígenes, la Leyenda de Licarayén. Si no la conocen, les invito a leerla haciendo clic sobre el enlace. La próxima vez que visiten el Lago Llanquihue, les hará recordar esta romántica leyenda Chilena, que nos enseña que el amor, el coraje y la fuerza han sido siempre parte de la herencia de nuestra tierra.

A la mañana siguiente, ¡al Volcán!
El viaje en una camioneta fue de unos 30-40 minutos, cruzando senderos en medio de pacíficos bosques, árboles de eucalipto, pino, alerces y robles entre otros tantos de nuestra flora sureña. El camino en ascenso es una aventura, a medida que te acercas al Volcán Osorno y la naturaleza y la nieve nos desafían, pero vale la pena, con tal de llegar alto y apreciar la vista desde el volcán.
Una vez en la cima, se divisan otros volcanes como el “Puntiagudo”, el “Tronador” y “Calbuco“, te encuentras entonces rodeada de gigantes rocosos y silenciosos, ese silencio que parece un canto, una melodía.

Si el clima lo permite y las condiciones son seguras, puedes escalar y llegar aún más alto e incluso esquiar. En el centro del Volcán existe un riel con este propósito (hay varios centros de ski en el zona) y aún si tu idea no es esquiar lo puedes tomar de todas maneras y disfrutar el paseo en las alturas.

Siendo un día de otoño a fines de abril, fue obligatorio hacer una parada en la cafetería que se encuentra convenientemente a la subida y bajada del riel, donde puedes encontrar desde chocolate caliente hasta café irlandés. Nada mejor para coronar el día que contemplar estas majestuosas alturas nevadas con un brebaje caliente en las manos y el corazón contento.

Puerto Varas es también el punto perfecto para visitar Frutillar, los Saltos del Petrohue, Peulla e incluso la maravillosa isla de Chiloé.

En este mes de la patria, ¡Puerto Varas es el destino recomendado!

Todas las imágenes por Barbarella

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