Hace meses que le debo esta «nostalgia» a @britangélica, pero creo que necesitaba estar en un estado de ánimo especial para escribirla. Un estado de ánimo que me lleve como 20 veranos atrás: a chasquillas escarmenadas, a mezclillas nevadas, a hombreras. Sí, 20 veranos atrás, saquen la cuenta no más de mi edad… aún no me da vergüenza
Grande Pá era una telenovela argentina de principios de los ’90, ahora si que me calcularon la edad, contaba la historia de un viudo “Don Arturo” que criaba solo a sus 3 hijas: «las chancles», con ayuda de su fiel nana, la única que aceptaron las chicas después de probar a varias y hacerles de todo para que se fueran. Sé que están pensando que es una copia de The Nanny, pero OJO: nones, Grande Pá se empezó a emitir antes… mucho antes. En realidad, si somos más quisquillosos, ambas se inspiran en La Novicia Rebelde (The Sound of Music), sin los nazis, pero bueno, la idea es la misma.
Grande Pá! era la combinación perfecta entre final de tarde de playa y previa a salir a dar una vuelta a la plaza. Tenía esa cosa chiclosa que te llamaba a buscar un romance adolescente de verano, el factor meloso de culebrón venezolano con la nana enamorada del viudo y eso increíblemente fresco que los argentinos son capaces de ponerle a sus historias.
Además todos sus personajes eran adorables, aunque debo reconocer que me molestaba un poco la hermana mayor tan drama-queen para todo, pero ella era compensada por María, amaba a la María, la nana con su eterno mate y su cara de gato mirando para la pescadería cuando pasaba «el patrón»…una doña Florinda sin opciones.
El Pá -don Arturo- era el argentino canchero, buen mozón, maduro -bien maduro en realidad- por el que suspiraban todas las socias de la firma donde él trabajaba, las amigas de las hijas, las mamás de las amigas de las hijas e incluso a veces la cuñada (hermana de la difunta). Era un dulce con las chicas pero un fiasco en las cosas domésticas y obviamente femeninas involucradas en el crecimiento de las hijas. Siempre estaba siendo tentado por alguna mujer buena, mala, joven, vieja…lo que sea, pero de alguna manera él siempre escapaba de todas. La que más recuerdo fue una morena muy bella (la misma del video Entrégate de Luis Miguel… paf! carné al suelo) que le pidió elegir entre ella y las chicas, y él ÍDOLO obviamente eligió a las chicas.
Las chicas: Jose, Angie y Flo eran tres especímenes muy diferentes entre sí, cada una con sus cosas.
La Jose, la mayor, la que menos me agradaba era rebelde, medio tirada a hippie y siempre le apuntaba a novios medio pastel. Quería ser cantante y se fugaba para cantar en bares. Eterna defensora de las causas perdidas, súper idealista, una especie de Josephine (Jo) Marchde Mujercitas, pero sin el talento escritor de la Jo.
Luego venía Angie, la del medio. Linda, guapa, popular, frívola, altanera, pero de gran corazón, estaba en esa edad en que no era suficientemenete grande como para ser la mejor amiga de la hermana mayor ni de andar jugando con la hermana menor. Supongo que por eso -y sólo por eso- me identificaba con ella: no sabía si ser «jovencita» o preadolescente…bueno, en eso consiste la adolescencia: ¿o no? Angie tuvo un pololo de adolescencia exquisito! Lucas .. hasta que el pobre se quedó atrás y la rulienta lo pateó por uno más grande. Lo mejor de “La Angie” su pelo maravilloso y que siempre estaba dispuesta a hacerle bromas terribles a las pretendientes de su papá y por eso siempre terminaba metida en líos.. ¿a quién no le ha pasado?
La más chica, la Flo era un caso, ella no sólo estaba dispuesta a hacerle todas las pesadeces del mundo a las pretendientas del Pá, ella las organizaba, pero era entera mete patas y siempre le salía el tiro por la culata. Tenía su fiel escudero Facu (típico que los argentinos se llaman Facu, son como los Benjamines chilensis), eran como pololos, pero niños, un pequeñín adorable q le aperraba en todo y siempre terminaba castigado.
Lejos lo más adorable de la serie era María, la nana. María se enamoró del Pá el primer día que lo vio. Fue como si viera a Humprey Bogart (por la edad) o a McSteamy en términos actuales para nosotras. María era dulce dulce del verbo dulce, un poco bruta (como decía de sí misma) pero con el mejor corazón ever!! María era de provincia y tenía esa cosa del sacrificio desinteresado por el prójimo. Su vocabulario y su acento -que no era porteño- la hacían tan real que uno de verdad creía que venía de provincia. Sufría con cada nueva conquista de «Don Arturo», pero ella totalmente resignada a que un caballero como él no se fijaría en una mujer como ella, las atendía a todas como si fueran la futura señora de la casa. María aprendió a querer a las chancles como propias y las chancles a ella. La serie era inteligente sin caer en la exageración respecto de la parejita imaginaria, ella siempre estaba en las noches tomando mate y él llegaba a hacer la catarsis del día, ella lo animaba y él notaba su inteligencia concreta y práctica. Él se iba a dormir y ella suspiraba… Doña Florinda invitaba la tacita de café, María invitaba el Mate.
Del resto de los personajes recuerdo al tío Teo, amigo del Pá, algo así como su «conciencia» y consejero. A la tía Norma, que casi quería tener a las chancles comiendo puras tortillas de verduras y acostándose a las 9. Mercedes, la más perseverante de las pretendientes del papá, encima: ahí como una lapa… nunca le resultó en realidad y Camila, la chancle oscurita, que se unió a la familia después que sus padres murieron.
Creo que lo más añorable era la frescura de las travesuras, los personajes tan claritos, las pocas pretensiones y por lo tanto la honestidad con que la hacían, muy a la argentina con los problemas de adolescencia, las primeras rebeldías, las niñerías. O quizás lo que es más añorable es que me lleva a 20 veranos atrás, volviendo de la playa, tomando once con mi mamá, antes de salir a dar una vuelta a la plaza hasta temprano.. ahí se me salió lo provinciana.
[vsw id=»CpBxwh2Iuqo» source=»youtube» width=»620″ height=»465″ autoplay=»no»] *Por @Priosleal (Grande Pau)