Más que un listado con las clásicas películas navideñas «obligatorias» para ver en navidad, hoy quiero darle los motivos por qué «Mi pobre Angelito» (Home Alone) es «LA» peli navideña para nuestra generación (los jóvenes entre 2o y ¿40?).
Para los niños de mi edad, lolitos que coquetean con la 3era década, vivieron las aventuras de Kevin como ningún otro, pues la película apareció justo cuando teníamos la edad del niño olvidado. Entonces, sentir la empatía por la diversión máxima de Kevin, en su aventura de ser «el dueño de casa», nos hacía alucinar y creer que algún día nos podía pasar. Y para las mujercitas, por fin aparecía un protagonista de nuestra edad a quien dedicarle los corazones en el cuaderno.
Pero no es solo una cosa de edad, porque todos los niños y adultos se divierte viendo el plan maestro de un niño de 8 años, para defender su casa de los ladrones.
Mi pobre Angelito es lo mejor porque:
Todo niño y adulto sueña con que sus deseos se vuelvan realidad, incluso si no son buenos, porque todos nos sentimos sobrepasados en algún minuto con la familia, sobretodo en estos días de fiestas y salidas a otros lados. Todos más que celebrar una noche buena, terminan peleando por quién «pone la mesa», quién ayudó o no en preparar la cena, que el regalo, que la ropa, que el sueño, etc., etc…
Entonces entendemos a Kevin que deseó mandarlos a todos a la mier….
Cuando niños, todos quisimos saltar en la cama de los papás con alevosía y demencia, sin que nos reten porque teníamos los zapatos puestos. Comer todo el helado que quisiéramos, intrusear los cajones prohibidos de los hermanos o papás… ¡Kevin lo hizo!
Porque todos nos reímos, y lo seguimos haciendo, con la afeitada de este lampiño niño, que se aplica loción post afeitada y le arde la cara. No se si solo es eso lo que me hace reír, o recordar el grito «no doblado» de la versión para TV.
Nuestro amigo rubio vence el miedo a la oscuridad, o en su caso al tremendo sótano. No sé como son estas habitaciones bajo piso, solo por las pelis, porque imagino que para tener uno debes tener una casotota como la de los McCallister. Pero el fin es el mismo, independiente que le tengas miedo a la pieza oscura chiquita de tu casa o al tremendo sótano con caldera para tener una calefacción centralizada, Kevin nos enseña a decidir detener el miedo y listo.
Ser héroes, que mejor que defender la casa de «los malos» con un plan maestro, perfecto, infalible. Cuando Kevin muestra su plan maestro y comienza preparar cada una de las trampas, es imposible no sentirse sobrepasados con la inteligencia de este «cabro chico». Tan solo verlo quebrar las pelotitas del árbol navideño para que la pisen descalzos los «ladrones», es maestro. O colgar los botes de pintura y lanzarselos en la cara para desplomarlos, es aplaudible. Imposible no reir. Yo siempre quise jugar a armar planes así, pero nunca me dejaron porque ensuciaría toda la casa. ¿Ven que a veces es entendible desear que todos desaparezcan?
Kevin no le tiene miedo a las arañas, al contrario, lo salvan de una situación complicada y de paso nos enseña a todos a no temerle a los arácnidos.
Porque dejó la embarrada, pero logró salvar la navidad. Vence a los ladrones con sus trampas divertidas y más encima les da una golpiza que ni los grandes se atreven. Notable.
No sé cómo, pero después del tremendo despelote y desorden en la inmensa casa, nuestro amigo tiene todo limpio y ordenado. ¿Cómo lo hizo? quiero el dato pequeño «mocoli kulkin» porque necesito hacer el aseo navideño y no me la puedo sola. Igual entiendo que después de limpiar todo se le haya olvidado limpiar la pieza de su desagradable herman Buzz.
Cuando sus familiares reaparecen, entendemos que todos tenemos familias gritonas y peleadoras, pero que no tenerlos cerca nos parte el alma.
Ahora, si vemos «mi pobre Angelito 2» continua el conteo de razones…
¿Alguien tienen más razones?