En Japón se encuentra de todo, TODO, y mucha gente piensa que todo lo que proviene de la isla nipona es bueno, pero no. En Japón hay de todo como en todos los países, y como muchos creerán, el manga y animaciones son una de las primeras cosas que se nos vienen a la mente cuando mencionamos una «convención loli», sí, LOLI, que no tiene nada que ver con las niñas vestidas como muñecas, las «Lolitas».
Mi amiga Cami mencionó por ahí la existencia de un blog súper entretenido llamado Cons.cl, el cual fui a visitar y me gustó demasiado, y me llamó la atención la nota que hacía sobre «El evento que la PDI prohibió«. Al leerlo me encontré con la información del evento que se intentó realizar en la comuna de San Miguel y que aún intentan realizar: La LOLICON.
Ustedes estarán metidos aún con el «LOLI», sí, suena chistoso, y les cuento de qué se trata.
Una de las palabras clave es LOLICON (o Rorikon), que sirve para describir el manga, anime y juegos, que presenta personajes «menores» en situaciones sexuales y muchas veces bajo sometimientos violentos.
Puede parecer inocente mientras se mantiene en el anonimato y en la privacidad de la habitación, pero lo que realmente asusta y hay que poner en alerta, es la idea de reunir a un grupo de personas que tienen fantasías sexuales con menores de edad y que sienten que pueden liberar su «gusto» de manera «legal» mediante el animé.
¿Cuál es el problema entonces con la Lolicon si es «sólo» animé?
Lo cierto es que en Japón esta prohibido y un encuentro que parece inocente se puede prestar para el tráfico de otro tipo de material, además de actividades que exponen «inconscientemente» a menores de edad en situaciones sexualizadas.
Danilo Canales aclaró en Cons.cl lo que implica:
“Lo que pasa es que aquí hay una confusión: no hay ningún problema en la fantasía, el asunto es cuando le tomas una foto de los calzones a una niña y la subes sin permiso a Internet.
En Japón el Lolicon es un problema serio y hay «caleta» de leyes estrictas para impedir que haya y salga material al respecto, que acá nadie conoce ni respeta, porque asumen que todo lo que se exporta es consumible y no es así.
Entonces lo que hacen los autores es (por ejemplo) dibujar niñas mayores, pero sin vello púbico. Con esto conceden la fantasía pero cumplen la ley, entre comillas. Lo «penca» es que igual se aprovechan del vacío legal y ese material es el que cruza acá, sin filtro.
Entonces todo va en la responsabilidad personal que tienes que tener tú mismo con el material que consumes con el fin de enseñar a los que no saben, que lamentablemente son mayoría.
Por eso que mi deber es, como profesor de cultura japonesa, hacer que primero la gente llegue a un acervo cultural necesario primero, para poder entender que hay detrás de la subculturas.
Y este tipo de eventos no ayudan porque son «al peo» y hechos en base a puros supuestos de como creen que son las cosas y por eso mismo llegan «hueones» que se ponen de acuerdo pa aprovecharse de pendejas (niñas).
«Cacha» que hubo un tipo que, solo, compró 200 lucas en entradas. ¿Tú crees que lo hizo para él y su curso del colegio o algo?
Ya se estaban organizando los «pedos» para conseguir material, así que ¡bam! Cagaron no más.”
Más info en el paper publicado en la revista virtual Imagen&arrative: Lolicon: The Reality of ‘Virtual Child Pornography’ in Japan
¿Qué creen ustedes? ¿Es muy exagerado querer evitar estos eventos o está bien evitar cualquier daño a los menores de edad?
Fuente: Cons.cl