El Regreso de The Walking Dead

Por Ángela Díaz Camus  @NegraCesante

Esta reseña se divide en dos, una primera parte sin spoiler y una segunda parte con harto spoiler, no diga que no le avisé 

Primera Parte: Spoiler Free

Señoritas, señoritos, niñitos hombres, niñitas mujeres, volvió “The Walking Dead” y lo hizo con todo. Si en la segunda temporada nos quejamos de las escenas bucólicas pastoriles interminables en la granja y de los monólogos eternozZZzz de Rick, al punto de gritarle al televisor ¿Oye tarados, hasta cuándo hablan, se acuerdan de que afuera hay un apocalipsis zombie?, la tercera temporada parece haber escuchado nuestros reclamos y reemplazado la charla por hordas de zombies, seguidas por más zombies, encima de zombies con muchos zombies.

No me malinterpreten, no es que uno solo quiera ver zombies comiendo cerebros, no va por allí, a mi me importan los personajes, no todos, pero gran parte me importa, el tema acá es la manera en que elegimos desarrollarlos, la imagen de Rick en su caballo en el medio de la nada me dice más de él y sus motivaciones que 15 minutos de monólogo tedioso. En eso la primera temporada estuvo muy bien, ritmo de boxeador, harto drama, su buena dosis de dilemas morales y supervivencia al límite; había diálogos, pero siempre al servicio de una historia rápida que lograba tenerte con los nervios de punta. Uno quería y odiaba a los personajes con la misma intensidad y se quedaba al final de cada capítulo pensando en qué haría uno en medio de un apocalipsis zombie. No sé ustedes, pero yo, por lo bajo, desarrollé una estrategia de huida que incluye un paso por las armerías del Paseo Bulnes y una ruta de escape por la cordillera con mi perro y el novio. 

Ritmo y gracia que se anduvo perdiendo en la primera parte de la segunda temporada y que con harta paciencia tuvimos que esperar hasta la mitad-final  de la temporada pasada, pero que gracias al Dios de los Zombies, parece haber regresado en gloria y majestad en esta tercera parte. Porque Oh My Zombie Good que esta vez empezamos con el pie derecho.

 

Segunda Parte: Spoilers por todos lados

La tercera temporada se sitúa, seis o siete meses después del final de la segunda, el invierno ya pasó y la guata de Lorie (la panza más extraña y falsa en la historia de las embarazadas en televisión) nos indica que estos meses no han sido nada de fáciles. Nuestros sobrevivientes caminan juntos y obedientes, Ricktaitor lo anunció, “esto no es una democracia” y de ahora en adelante nadie cuestiona la estrategia de supervivencia. Los vemos moverse de casa en casa, mapa en mano, tratando de encontrar un espacio Zombie Free, esquivando las hordas de caminantes y buscando alimentos. Aplauso cerrado para el nuevo Rick que habla con monosílabos y que con un puro movimiento de ceja logra dirigir a un pelotón que por fin despertó: con decirles que hasta T-Bone mata zombies.

El grupo llega rápidamente a la cárcel que nos mostraron al final de la segunda temporada, un escenario con muchísimo potencial; nunca The Walking Dead se sintió más como película de terror, la cárcel viene a ser el símil perfecto de una casa embrujada, pero con zombies en vez de fantasmas, oscura, llena de pasadizos, sucia  e infestada de amenazas.  En tu cara estúpida Granja.

La escena de la “toma” de la cárcel es de antología, Rick dirigiendo a su escuadrón, todos sincronizados, nadie se asusta, nadie grita, todos cooperan, hasta la latera de la mamá de Sofía aprendió a disparar como la gente. Tomamos las torres y después entramos mano a mano, puerta a puerta, celda a celda, zombie por zombie.  Nota al margen para los “zombie pacos gope” vestidos de tortugas ninja con casco incluido, siempre quise ver Zombies Swat Team, pero ahora que los vi, no pude dejar de reírme al notar que como el casco tiene protegida la cara, los zombies no pueden morder.

Salto a una especie de mini market, una figura femenina emerge: es la ultra esperada, desde su fugaz aparición en el último capítulo de la segunda temporada, Michonne. La mujeraza armada con una katana, de entradita y sin decir palabra alguna, nos deja claro su carácter de Bad Ass absoluta, se despacha rápidamente a cuanto zombie se le cruza y vuelve a una especie de refugio donde tiene a sus zombies mascotas sin brazos bien amarrados. En ese mismo refugio está Andrea quien, con tan solo unas líneas de diálogo, nos pone al tanto de una amistad forjada durante un duro inverno en que ambas se acompañaron en la supervivencia. No son necesarias más palabras ni escenas, nos dejaron claro de una que este parcito dará que hablar durante esta tercera temporada.

De regreso en la cárcel, el grupo parece alegre, hay camas-celdas, se sienten seguros, rápidamente desarrollamos una nueva estrategia para “tomar” la cafetería, armería y enfermería del recinto.  Rick no pierde el tiempo, aplausos para el nuevo Rick. Una embarazadísima Lorie lo mira a lo lejos, las cosas están tensas, si no hubiera apocalipsis Zombie este sería el momento para el “tenemos que hablar”, pero no, las comunicaciones están cortadas y la flaca panzona se tiene que desahogar con el médico-vet. ¿Qué pasa si la guagua se muere y se transforma en zombie? ¿Qué pasa si se la come desde adentro de sus entrañas? ¿Y si ella muere y se come a la guagua? LA GUAGUA, una amenaza estilo alien. Personalmente estaría más preocupada de que la guagua llorara y alertara a los zombies, pero igual imposible no empatizar con la flaca, es harto hinchapelotas ella, pero pucha que le ha tocado difícil en esta vuelta.

Y vamos por más, el grupo de rudos, en el que increíblemente está incluido T-Bone, se aventura a conquistar nuevas partes de la prisión. Y volvemos a la carga, esta vez con linterna en mano, todo parece bien planeado, excepto quizás el hecho de llevar en el escuadrón de ataque al único médico del grupo, allí fallamos General Rick, en este tipo de misiones uno no lleva al doctor, uno lleva a los periodistas, los pacos, los ex presos, los profesores, bibliotecarios, los chinitos geek, pero no al único doctor. Y qué pasa, un zombie a medio morir saltando muerde al doc-vet y Rick no lo piensa dos veces y se manda la mejor escena del capítulo cortándole a hachazos la pierna mordida al pobre matasanos, seguida de una poco afortunada frase estilo Rick, “se está desangrando”, ¿a no me digái, si acabas de cortarle la pata a hachazos, qué esperabas, ríos de arcoiris?, no me queda claro si eso impidió la infección pero lo matará desangrado o si se une al grupo otro desmembrado que formará un grupo de autoayuda con el manco cuando los guionistas se dignen a traerlo de vuelta, pero vamos que esto le pondrá aún más sabor a todo lo que está por venir.

Y como si esto fuera poco, el capítulo nos da un último empujón de adrenalina con la imagen de un grupo de presos que mira la escena desde detrás de una reja, no son zombies, son presos vivitos y coleando…abriendo una nueva línea en esta historia y explicándonos a qué se referían con eso de “Pelea a los muertos, Teme a los vivos”. 

 

The Walking Dead está de regreso señores, lo mejor está por venir.     

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