Hoy más que una prenda icónica tenemos un invento que puede ser considerado una verdadera obra de arte y que se ha transformado en un clásico de la moda: vestido Delphos.
El Vestido Delphos es una creación del artista español Mariano Fortuny. Le queda mejor la presentación de “artista” porque representa fielmente su versátil interés y desarrollo creativo que denominarlo solo como “diseñador”.
Mariano Fortuny y Madrazo nació en el año 1871, hijo del reconocido artista catalán Mariano Fortuny y Marsal y Cecilia de Madrazo, que también procedía de una familia de artistas. Haciendo un resumen de su periplo por Europa podemos decir que nació en Granada, a los 3 años lo llevan a vivir a Paris, estudia en Londres y Milán y luego desarrolla su más prolífica carrera desde Venecia, que es donde finalmente muere. Por lo tanto, luego de haber vivido en estas ciudades y de estar rodeado de una familia vinculada al mundo del arte, no puede sorprender que su interés estuviera en desarrollar una carrera en diversas disciplinas artísticas como la pintura, fotografía, grabado, escultura, arquitectura, diseño textil, diseño de vestuario, escenografía, iluminación, etc.
Este polifacético artista desde los inicios de su carrera expresó un gran interés por la cultura clásica grecorromana.
Su invención del vestido Delphos es una reinterpretación del chitón jónico, que fue un sencillo tipo de túnica utilizado en Grecia hasta principios de nuestra era. La creación de su vestido Delphos la patentó con el número 408629 en Paris en el año 1909, 3 años más tarde de que realizara un viaje a Grecia y se inspirara en el arte de la época, principalmente en la escultura “Auriga de Delfos” (de ahí el nombre del vestido).
Para desarrollar esta prenda creó una maquina especial que pudiera producir su particular tela, que consistía en un tipo de plisado vertical bastante pronunciado y luego uno más sutil de manera horizontal, así podía adherirse a la silueta y formas naturales del cuerpo de la mujer.
Es necesario aclarar que el Delphos es toda una revolución en la indumentaria femenina, ya que se presenta en tiempos en que las mujeres se estaban liberando del corsé, por lo tanto, esta nueva propuesta de vestido fue un amigable aliado, bastante más austero y simple de lo que se venía acostumbrando desde hace varios siglos.
Las telas además de caracterizarse por su plisado, también se reconocían por su especial tintado de colores iridiscentes, que según el movimiento del cuerpo y el efecto de la luz provocaban un cambio de color sobre el brillo de la tela.
El Delphos era un diseño bastante sencillo, que constaba básicamente de 4 cortes de tela independientes, todos del mismo tamaño, que cosidos entre ellos a los ancho creaban un cilindro, que luego se unía por los hombros. Podía ser adornado con una cinta de seda en la cintura o caderas, con motivos estarcido en tintes vegetales y con pequeños cristales de Murano, creados especialmente para complementar el vestido. Eran confeccionados con distintos largos de mangas, escotes y colores.
Con su predominante alma de artista, Fortuny nunca creó 2 prendas iguales, haciendo de estas una obra de arte y diseño únicas.
Pero ningún artista se consagra sin una buena leyenda que le acompañe. Se dice que la fórmula secreta del desarrollo de los colores de Fortuny se perdió para siempre luego de su muerte. Los tintes los creó tras exhaustivos estudios realizados de antiguos manuales y tratados de textiles, además de secretos confiados a él por ancianos artesanos de la región del Véneto. Se cuenta que al momento de morir Fortuny, su viuda arrojó a los canales de Venecia todo los tintes elaborados por él, para que nadie pudiera descubrir nunca su secreto. ¿Mito o realidad?, lo cierto es que el Delphos a podido ser imitado pero no ha sido reproducido fielmente a la manera Fortuny, ni en el tipo de tela plisada, ni en el tipo de tinte. Maestro!.
En principio Fortuny solo comercializaba el vestido en su palacio veneciano. Sus creaciones eran fotografiadas por él mismo modelado por distintas mujeres y usando como escenario su mismo palacio. Además realizaba pinturas de su mujer siempre posando con alguna de estas prendas. Esta sutil campaña de marketing fue convirtiendo rápidamente al Delphos en objetos de culto, no solo en el mundo de la moda, sino que en la sociedad en general, ya que todos destacaban su origen grecorromano (admirado románticamente en todas las épocas) y lo revolucionario de su propuesta al ignorar el corsé como complemento de moda obligado hasta ese momento.