A un año del inicio del confinamiento, hoy las empresas buscan talentos con características diversas a las que se pedían en marzo del año 2020. Un estudio realizado entre las empresas HR Burô y Virtus, aplicado tanto en Chile como en Perú, respectivamente, muestra esta nueva tendencia y hacia a dónde apuntan hoy las distintas áreas de desarrollo al momento de reclutar nuevos colaboradores.
Adaptación a trabajar de manera remota, el tránsito acelerado hacia una cultura digital, aprender que sí se puede teletrabajar o llegar a los resultados; la importancia de la transformación digital de los procesos y que el personal esté preparado al 100 % para este cambio.
Estas acciones nos hablan de una nueva realidad, aquella que comenzó en Chile hace exactamente un año y que hoy se impone en todas las empresas, las que han debido adaptarse a todos estos cambios y facilitar el proceso a cada uno de sus colaboradores para que puedan obtener las habilidades necesarias en este escenario que impactó a todos.
Un proceso que ha sido largo, pero que según un estudio realizado el último trimestre del 2020 por las empresas HR Burô (Chile) y Virtus (Perú), hoy tiene a las empresas fijando nuevos parámetros para la elección de personal, incluyendo en los requisitos habilidades blandas que serán fundamentales tanto para el trabajo presencial como para el teletrabajo.
«La adaptación al trabajo a distancia ha sido una de las más grandes transformaciones en el mercado laboral. Y desde esta realidad, el cambio obliga a adaptarse a todos: líderes y ejecutivos, reclutadores y candidatos. Frente al cambio, las empresas necesitan incluir en sus filas a personas que demuestren competencias laborales que las ayuden a impulsar sus negocios», señala Anita Jirón, directora Corporativa de Negocios de HR Burô.
El estudio de HR Burô y Virtus, realizado en Chile y Perú, muestra que las industrias de las áreas de minería, agroindustria y energía —referentes y parte fundamental de la economía en ambos países—, demandan a sus candidatos adaptabilidad al cambio (86,1 %), seguida por la capacidad de colaboración (55,5 %), autogestión (36,1 %), resiliencia (47,2 %) y habilidades digitales (33,3 %).
En relación a los líderes, la búsqueda va por la empatía: por aquellos que sean mejores comunicadores, que demuestren preocupación y la valoración del tiempo y bienestar psicológico de sus colaboradores.
Para Michelle Llarlluri, psicóloga y Consultora Senior de HR Burô, «es necesario que las personas que buscan trabajo sepan qué es lo que está requiriendo el mercado, y que busquen en sí mismas cómo pueden demostrar que poseen estas habilidades o, si detectan brechas, que puedan potenciarlas».
Además de la adaptabilidad al cambio, Michelle Llarlluri explica que la inteligencia social, el pensamiento computacional y la orientación a los resultados son competencias que hoy se evalúan en la mayoría de los procesos laborales. ¿De qué se tratan estas competencias? Michelle lo explica a continuación:
Adaptabilidad al cambio: implica la versatilidad para adaptarse a las cambiantes demandas del mercado.
Inteligencia social: significa visualizar al otro en la forma en que nos relacionamos. Engloba las habilidades de comunicación y empatía, capacidad transcultural y colaboración.
Pensamiento computacional: es contar con habilidades digitales, además de la optimización del uso de distintas tecnologías.
Orientación a los resultados: esta competencia reúne las capacidades de autonomía, autogestión y resiliencia.
¿Cómo se puede demostrar que se tienen estas habilidades? Por ejemplo, el pensamiento computacional se puede demostrar cuando una persona busca aprender a usar distintas plataformas de videollamada, de manera que cuando la citen a una entrevista, ya sea por Zoom, Teams, Meet u otra, pueda hacerlo sin problemas.
Desde la otra trinchera, desde el reclutador, los psicólogos de selección se apoyan en diversas herramientas online y en metodologías para validar que los candidatos realmente cuentan con esas competencias. En el caso de HR Burô, aplican metodologías que permiten realizar análisis del comportamiento, emociones y motivación según cuatro dimensiones de la personalidad; además de distintas pruebas de razonamiento para evaluar cómo se desenvuelven los postulantes en actividades cotidianas a desarrollar en el cargo al que aplican, a través de las cuales se pueden analizar aspectos de la personalidad, estilos de trabajo, habilidades de razonamiento, motivación, manejo de estrés, entre otros.