Llegan los Ovnis o Cómo Arruinar una Buena Obra
Por June Forsyte
Pensemos por un segundo en la última obra de Asterix, “El Cielo se Cae sobre Nuestras Cabezas”: trata sobre un grupo alienígena que llega a la aldea del protagonista para robar el secreto de la poción mágica. Inverosímil y con un tópico que sólo es menos trillado que los ninjas: aliens. O sea, partimos mal. Y no solo eso, el comic además es malo. Para dar perspectiva, recordemos que Asterix es una reputada serie de historietas francesa que lleva generaciones de lectores y aún así, el “porrazo Spielberg” es horrible.
Tal vez no es razonable pensar que los entusiastas salfatianos merecen un buen comic, pero éste, en particular, debió incluir una nota del médico excusando al autor por este tipo de fracaso.
¿Por qué hago este preámbulo? Porque la obra que nos ocupa, El Origen: Infortunios y Maravillas en la Guerra de Arauco, del autor y cineasta Daniel Benavides con dibujos de Rodrigo Elgueta, también hace usufructo de la trillada trama desde el espacio exterior. Pero hay una diferencia con Asterix: es peor.
El Origen trata sobre la conquista española. Y ovnis.
Esta obra lanzada por Catalonia (editorial donde deben haber aprendido que hacer obras con etnias, engrupiéndose al Gobierno, era la mejor forma de ocultar la falta de habilidad artística), no sólo se incorpora el tema OVNI, si no que además, es poco cohesionado como concepto: queda a medio camino entre una novela de ciencia ficción y una de fantasía heroica en el Reino de Chile, dos temas que en mi opinión, no juntan ni pegan. Con saltos repentinos, estamos leyendo una entretenida obra de ficción histórica y de pronto aparece este personaje “alien” (en el amplio sentido de la palabra), con su nave espacial, sin aviso. Sólo está ahí. Sí, ese grito de terror que acabas de oír, probablemente fuiste tú.
Los personajes de El Origen, no contribuyen tampoco al desarrollo de la misma. Demasiado superficiales, sin principio, ni final, parece que hubieran sido creados con apuro y se vuelven tediosos en la tercera o cuarta viñeta. El protagonista Alonso, es un joven español, aguerrido dispuesto a todo, pero cuando ve una matanza, se cambia de bando, mata a su oficial superior y, de pronto, se convierte en ermitaño de las montañas. No se trata de que seamos papistas o apegados a la historia, pero si un español, que ha vivido grandes tribulaciones para llegar a América, viene a conquistar, hacerse rico por el oro y algo más, si duda, hará todo lo que esté a su alcance para conseguir su objetivo y no dudará en arrasar pueblos, si es necesario. Remordimientos, sin un cuestionamiento previo, improbable. No le compramos.
Luego está la india Millantún, demasiado bella para ser real, demasiado perfecta, demasiado, ¡demasiado! Aspirante a Machi, no está convencida de su destino y tiene “embrujados” a tres hombres por ella, incluyendo al alienígena ancestral (del cual hablaremos más tarde) al punto que no piensan o actúan como niños peleando por un juguete. Cuando ella se va, “mágicamente” los hombres, se vuelven hombres, los guerreros, guerreros y como si ella no hubiera existido jamás, al punto que uno se pregunta si sólo es un reclamo sexual para darle un tinte erótico a la historia.
El atlante (o alien), Knmer que viene con tecnología que influye en el conflicto de Arauco. ¿Si realmente influyó en algo, por qué los españoles se quedaron, conquistaron y no fueron expulsados de este país hasta 1826? En un principio está oculto y la única que lo ve es Millantún, con quien tiene una relación amorosa. Hasta ahí, ya es una premisa bastante difícil de aceptar, incluso si nos deshacemos de esa cosa básica llamada lógica.
Vamos con los españoles: son el epítome de la maldad, todos con rasgos siniestros, casi de criminal en potencia o psicópata. No dejaban de recordar esos monos de Erase una vez… (La Vida, El Hombre, América) donde los malos siempre tenían los mismos rostros, como máscaras de Hannia y los buenos, rostros agradables. Los Mapuches, en tanto, todos tienen las mismas caras, al punto que en un momento, se ve que a una mujer que sale al principio de la historia y que le dan muerte en batalla, es exactamente igual a Millantún que aparece después, puede resultar confuso, además de hacer cuestionar al lector si alguno de los autores será un poquito racista, como cuando se dice a la ligera que ‘los asiáticos son todos chinos’.
¿Fantasía o Ciencia Ficción?
Para que ambas cosas funcionen bien juntas debe ser muy sutil la forma en que se maneja el tema, no es llegar y hacer un “patchwork” con uno y otro, porque al final queda una obra a medio camino, poco creíble. Es el caso de El Origen, que parte como una fantasía heroica, donde el español, sediento de oro, llega a conquistar a base de armas y espadas el territorio virgen de Chile. Sin embargo, al poco andar y de la nada, nos topamos con tecnología avanzada, naves espaciales y un ser que llega a influenciar y cambiar la historia (sin cambiarla finalmente). Hay que decirlo, los OVNI son el nuevo realismo mágico, que va más allá del realismo mágico, al punto que simplemente uno no compra la historia que está leyendo. Resulta, una premisa tan poco atractiva, que hay serias posibilidades de que hasta el lector se vuelva menos atractivo de sólo leerlas.
Hacer tecno magia y que esta resulte creíble y entretenida, tiene su ciencia. Y no, no basta con haber visto He-Man cuando chicos.
Otro punto que resulta confuso en esta novela gráfica, es el narrador. A ratos parece estar contada en primera persona, en la voz de Alonso, el español “buenito” y en otros segmentos, parece estar contada en tercera persona por un narrador neutro o invisible. El problema de esto, es que el cambio de voces suele confundir al lector. Si se elige una voz, es mejor continuar con ella hasta el final.
El Origen además, tiene viñetas que sobran. Hay partes en la historia, que sólo llenan de ruido la trama principal. ¿Qué influencia tiene que, en una noche de fogata, un anciano cuente historias sobre las serpientes Kai Kai y Tren Tren? La verdad es que ninguna, si las sacáramos, la historia no pierde ni gana más allá de lo que ya ha perdido o ganado. Lo mismo la niña misteriosa que ve sapos encantados y flota en el aire. ¿Cuál es su influencia? Si la tiene, sólo queda claro al final cuando dice que Millantún no es la elegida para Machi.
Pongámoslo así: Habiendo tanto proyecto bueno que se presenta a los Fondos del Libro, uno no entiende cómo estas obras son las que llegan a obtenerlo.
Pero no todo es tan malo…
Sin embargo, hay algunos puntos destacables de la obra, el Glosario, al final, donde explica de dónde salieron algunos nombres, personajes, especies animales mencionadas a la largo del relato, lo cual resulta funcional y es un buen estudio de la cultura y cosmogonía del sur Mapuche de Chile, aunque no se refleja en la historia. No se compra un comic por su glosario, así que por destacable que sea, no salva a la obra.
El color es otro punto a favor de la historia, su paleta es cálida, bien aplicada y nada estridente; es variada y casi nostálgica, llamando a leer la historia. Recuerda a esas paletas de colores de las historietas de antaño, las que se leían en la niñez.
Los dibujos, a pesar de lo tópico que resultan los rostros de los personajes, son bastante buenos, de líneas claras y que no interfieren con la historia en exceso. No molesta leerlo. Son adecuados y se nota la experiencia y currículum del dibujante Rodrigo Elgueta.
Respecto al precio: si bien previo a El Origen, los Mapuche solían aparecer sólo en material educativo, yo aprendí una lección: jamás gastar $12.800 en una obra tan carente de valor.
Ficha Técnica:
- El Origen: Infortunios y Maravillas en la Guerra de Arauco
- Número de Páginas: 140
- Editorial: Catalonia
- Precio Estimado: 12.800 pesos
- Dónde comprarlo: Principales librerías del país y tiendas especializadas.