Por Akemi Oyanedel (@kitsrecomienda)
Hablar de Nieblas de Avalon, no resulta fácil. Esta serie de libros escritos en el año 1982, por Marion Zimmer Bradley, pueden interpretarse de diversas formas: Como una novela de fantasía basada en el Ciclo Artúrico, como uno o más de los tantos cuentos y novelas que se han escrito del mismo ciclo o un acto feminista, que al ocupar personajes reconocidos y recordados por todos, puede entregar un mensaje más claro respecto de lo que implica ser mujer, la autodeterminación del cuerpo y la mente, además de un crítica a la religión que ha relegado a la mujer al papel de eterna pecadora. Todo esto, ente tejido con un tinte de novela entretenida y cautivante, que hace a ratos no querer soltarla.
La saga se compone de cuatro libros, que van relatando la clásica historia del ascenso y caída del Rey Arturo de Britania, pero a través de los pensamientos y la voz de su media hermana, Morgana Le Fey o Morgana de las Hadas. La elección de este personaje no deja de ser interesante, ya que históricamente Morgana, uno de los personajes más nuevos de la saga artúrica, recién incluido en el siglo XII aproximadamente, es la tentadora que hechiza a Arturo para que se acueste con ella y le dé un hijo; además de tramar constantemente la caída de Ginebra, reina y objeto de las envidias del Hada perversa. Eso sí, cabe hacer presente que existen personajes similares en algunos relatos del ciclo artúrico más primitivo, como la diosa Modron que era reina y casada con Urien y Gwyar, hermana mayor de Arturo y una poderosa bruja, lo que ciertamente es Morgana en muchas de sus historias.
Sin embargo es en Vita Merlini (Vida de Merlín) Godofredo de Monmouth, es donde Morgana toma su aspecto ya más reconocido y familiar en esta historia. Un texto escrito por Guillaume de Rennes llamado Gesta regum Britanae, sugiere que, una vez que Morgana ha curado a Arturo, se convierte en su nueva amante y vive con él en la isla mágica. Ni en esta obra ni en la anterior se dice que Morgana y el Rey eran parientes, de modo que su relación no estaría mal vista, y sería un equivalente a la peculiar relación de Ulises con la ninfa Calipso durante el tiempo que éste estuvo en Ogigia. En el Roman de Brut de Wace, Arturo también viaja a Avalon, pero en esta versión la reina de la isla es el hada Argante. Como sólo se habla de ella en este libro, podemos deducir que Morgen y Argante son distintos nombres de un mismo personaje: el Hada Morgana. Aunque hay que decirlo, aún no es un personaje notable, ni siquiera secundario.
Es en la época de Chrétien de Troyes donde el personaje de Morgana toma más relevancia, pero sin llegar a ser un personaje principal. Durante esta época, Morgana comienza a ser identificada o asimilada con Ana (la hermana de Arturo en la obra de Geoffrey de Monmouth) y comienza a ser considerada hermana o hermanastra de Arturo. En obras como Yvain, el caballero del león o Erec y Enid de Chrétien describe a Morgana como la hermana de Arturo, y dice que es una sabia curandera que fue discípula de Merlín. En Yvain el protagonista no se cura hasta que no recibe de parte de Morgana un ungüento mágico. Años después de que éste texto fuera escrito, en textos como La Morte d’ Arthur, Morgana e Yvain (o Owain) serán madre e hijo. En Erec y Enid se dice que Morgana está presente en el banquete de boda de los protagonistas. El autor la relaciona con Guingamor, señor de Avalón. Esta relación será desarrollada en obras posteriores hasta ser descrita como una relación amorosa entre Guingamor y Morgana que será frustrada por Ginebra, la tía del caballero.
Sin embargo, en esta saga todo es diferente, Morgana es protagonista y en ella nos relata, a modo de confesión o biografía, el porqué de los acontecimientos: como su odio a Ginebra, que no es otra cosa que celos, ya que ella es el objeto de amor de Lancelot, que a su vez también es un reclamo amoroso (imposible) para Morgana. Cómo es que jamás tienta a su hermano (en este caso nos quedamos con la versión en que Morgana y Arturo son medios hermanos) a poseerla, si no que cumplen un rito pagano llamado Gran Matrimonio, en el cual el futuro rey se une a la sacerdotisa de Avalon con el fin de unir al rey con su tierra, la cual jura defender. Todo esto, después del ritual del Macho Rey, en el cual Arturo sacrifica un ciervo y se unta en su sangre. Curiosamente, un ritual muy parecido al que hace algunos años hizo el príncipe William de Inglaterra, tras cazar a un ciervo en sus tierras. El Astado vence al Macho Rey y ese sacrificio lo une a su tierra.
Libro Primero: Maestra de Magia
“El Hada Morgana no se casó, sino que fundó una escuela en un convento y fue gran maestra de magia” Sir Thomas Malory, La Muerte de Arturo.
Con estas palabras, de una de las grandes obras del ciclo artúrico y, por qué no, la inspiración para escribir estas novelas, Marion Zimmer Bradley abre los fuegos de su relato. El primer libro de esta saga comienza con Igraine, la hija de una suma sacerdotisa de Avalón, casada con un cristiano, el duque Gorlois de Cornualles. Igraine vive en Tintagel, el castillo de su marido. Tiene una hija muy pequeña, Morgana, y una hermana menor, Morgause, a la que debe educar puesto que no es apta para aprender magia en Avalón con Viviana, la hermana mayor. Un día vienen a verla Viviana y Merlín de Britania (Un título para el druida más importante de Britania, su nombre real es Taliesin y era padre de Morgause e Igraine, pero no de Viviana) y le dicen que el Gran Rey, Ambrosius, morirá pronto, y su heredero será Uther Pendragon, que engendrará junto a Igraine un gran Rey que será seguido igualmente por los paganos celtas, que por los cristianos. Igraine se resiste a seguir los deseos de La Dama y Merlín, pero se enamora de Uther Pendragon, y cuando Gorlois se entera, decide encerrar a su mujer en Tintagel y combatir contra el Gran Rey, Uther.
Igraine sabe que Uther puede morir, y le envía un mensaje mágico. Unos días más tarde, Uther llega al castillo tapado con la capa del Duque, y en la mano lleva su anillo. Todos se lo creen, salvo Igraine, que pasa la noche con su amante. Cuando el verdadero Gorlois muere, Uther e Igraine se casan. Nace Arturo, que es llevado por su abuelo Merlín a casa de Sir Héctor con el fin de esconderlo y evitar que sea asesinado por quienes desean la corona de Uther. Morgana es llevada a Avalón con su tía para que aprenda todo sobre la Magia y los Dioses. Años más tarde, en los ritos de primavera, Morgana es entregada a un hombre enmascarado, el Macho Rey, en los rituales del Gran Matrimonio. Ese hombre resulta ser Arturo. Cuando Morgana se entera del incesto que ha cometido, está triste y furiosa con su tía, cuyo único interés es crear un linaje de reyes que sigan a Avalón y a la Diosa Madre. Uther muere y Arturo, que se había criado con otros padres, vuelve para tomar el relevo de su padre. La Dama del Lago le ofrece Excalibur, uno de los tesoros de Avalón, y a Morgana se le encomienda hacer la vaina protectora de esa espada. Después de la coronación de su hermano, Morgana se entera de que está embarazada y huye de Avalón.
Hasta acá la vieja historia de Arturo, de cómo sus padres comienzan su relación, de Merlín y su sabiduría, pero hay algo más, deja entrever lo importante que resulta para una mujer criticar y darse cuenta que ella y sólo ella debe decidir quién es y lo que hace con su cuerpo. La sexualidad y sensualidad no deben ser vistas ni interpretadas como una constante tentación (del diablo dirían los religiosos) si no una proyección de un alma libre que decide por su cuenta y sin paternalismos. Además, de criticar a la religión y constante visión del pecado en todo aquello que no alcanza a comprender, excepto en los propios males que causa censurando y obligando (la paja en el ojo ajeno)
Sin dudas, Morgana resulta un personaje muy encantador en estas novelas, tanto es así que en ciertos círculos wiccanos y de druidas modernos, su imagen, representada en este libro, es venerada como una Diosa. Recordemos que es un personaje relativamente nuevo en las sagas artúricas, pero no faltan los argumentos que esgrimen indicando que es un personaje antiguo, de hadas, diosas, que en el fondo le dan forma a esta Morgana, pero no a la original, que es sólo una némesis, para darle cierto sabor a ciertas novelas y cuentos creados en ese tiempo, aunque como se apuntó antes, existieron personajes similares, pero no eran la Morgana tradicional, por así decirlo.
Esta Morgana representa todo lo que las mujeres ansiamos de nosotras mismas: Ser fuertes, determinadas, gobernantes de nuestras vidas. Pero, hay una trampa, ella duda ante el destino y se da cuenta que no puede escapar de él y los hilos que la atan a algo que no puede controlar. ¿Qué tan libres somos? Lo suficiente como para pelear contra las cadenas que nos impone la sociedad, pro no la trampa de nuestras propias decisiones y buenas intenciones. O peor, las decisiones que toman aquellos en los que confiamos y amamos, pero que son imperfectos, por lo que nos arrojan a ese eterno que no podremos nunca manejar.
Continuará…