Las Uggs, nos invadieron sin piedad el invierno anterior. Este año, al más mínimo guiño de frio, salieron de nuevo a dominar nuestras calles. Las Uggs no tienen piedad, atacan a niñas, jóvenes, adultas y hasta abuelitas y en el peor de los casos, hombres (debo confesar algo grave, hasta mi novio quiere un para para chancletear en la casa). Son horrendas, están al nivel de las Crocs (que solo están permitidas si trabajas con ellas y luego te las quitas) y las espantosas Chalas Bota, que de frescas no tienen nada.
Entiendo el discurso de la comodidad, que son calentitas etc., pero no son lindas, no son agradables de mirar, no estilizan y acortan la figura. Para variar, acá la versión que se usa, es una imitación que es una cosa con goma eva como plantilla y tela simil al peluche, lana y mil variantes y los días de lluvia ,simplemente, ¡parecen perros mojados!
Estas cosas “espantosamente cómodas”, son oriundas de Australia y se llaman Uggs porque es la abreviación de Uggly ósea…FEO. Datan aproximadamente de principios del siglo XX . En este contexto, se les daba simplemente un uso funcional. Con tanto bicho raro que anda en las Australias, necesitaban resguardarse y protegerse del clima. Estas cosas son tan feas que ni las culebras atacaban a los cazadores que las usaban.
Las Uggs solo están permitidas en la privacidad de tu hogar, reservada para esos días e frio extremo, que tal vez no quieres salir y te baja el mal de Brigitte Jones y estas con pijama y cara de poto todo el día, ahí puedes usar Uggs.
Las Uggs comenzaron su malévolo plan de dominar al mundo cuando a alguna celebridad hollywoodense se le antojo salir con ellas y plaf! Se masificaron como callampas. Dado el boom de estas pseudo-botas pantuflosas, muchos diseñadores dijeron bueno, démosle una manito a estas pobres botas. Es el caso de Jimmy Choo, que trato de “hermosearlas” de darles “una manito de gato”, incluyéndole tachas, flecos, aplicaciones etc. Si hasta Uggs con Swarovski podemos encontrar. Pero aunque la Uggs se vista de Seda…¡Fea se queda!