Las mesas del salón, estaban notoriamente sectorizadas por grupos etáreos, la mesa de los abuelitos, de los jovencitos, etc.… nosotros aparentemente estábamos en la mesa “del adulto joven profesional”. Por motivos de fuerza mayor, nos vimos en la obligación de socializar con los especimenes a nuestro alrededor.
Estábamos con varias parejas más, todos con unas extrañas ansias de casarse, de hecho una pareja ya estaba casada y con hijos, así que ellos no juegan!
La pareja de nuestra derecha era el cliché de la mina que deja en vergüenza a su novio y que solo habla del matrimonio y el tipo no sé si por hacerse el canchero se hace el hueon a los palos que le tira la mina.
A nuestra izquierda, estaba la pareja consolidada, que llevaba como doscientos años juntos y que “ya era tiempo” de sentar cabeza y casarse. Contaron que tenían hasta fecha y todo organizado y se recomendaban iglesias con la mina desesperada por casarse. Nosotros solo observábamos hasta que dijeron que el curita les cobrara 160 lucas por casarlos, (harto balsa el curita) y mi novio les preguntó: – ¿A ustedes les parece bien que la iglesia les cobre?, además Dios esta en todos lados, cásense en otra parte. Y los tipos decían no, pero hay que hacerlo, si de alguna parte deben sacar la plata pa’ la luz y esas cosas….además la iglesia es precioooosa.
La pregunta que le hicimos a la pareja consolidada fue ¿Y por qué se casan? Y la respuesta fue porque hay que hacerlo….Que lata! No se supone que la gente se casa porque quiere? Porque lo desea con desesperación, porque es importante para ellos?. Jamás he escuchado una respuesta como: Nos casamos porque estamos enamorados y queremos puro vivir juntos.
Después de nuestra intervención no hablamos más con nadie de la mesa…
