Un grupo de cabras universitarias medias lais se van a la casa en la playa de una a hacer como que trabajan para la universidad. La dueña de casa está de cumpleaños y además está al borde de ser echada de la U por ser tan inestable, loquilla y mirar a la cámara a cada rato como Miley Cyrus. Todo va relativamente bien hasta que aparece Ramón Llao de la nada y les dice que en el bosque cercano se cometió un terrible crimen. Esa es la premisa de (09), la primera película chilena realizada sólo con celulares.
La tecnología en Chile ha tenido un avance explosivo y expansivo bastante sorprendente. Es cosa de ir en el metro a cualquier hora y ver hasta la abuelita más cagá con su Tablet sacándose una selfie para Instagram, es por eso que de entrada la declaración de principios de esta película, que se plantea y se vende a si misma con orgullo como la primera película hecha con celulares en Chile, parece muy poco novedosa. Pero, no podemos ser tan desconfiados y al ver el tráiler parecía como la respuesta chilena a la ondita gringa del found-footage, que si bien tampoco es la última tendencia por lo menos lucia entretenida.
09, se plantea como una película de terror, de cámara en mano, en este caso el celular, y supuestamente realizada en tiempo real, partiendo con los clásicos textos de “este es el video de aquel día” y bla bla bla. Con esto ya sabemos que esto no es más que un recocido de Blair Witch, las Paranormal Activitys, Rec y todas esas, y que todo será movedizo y difícil de seguir. Todo bien hasta que la película nos propone la primera “choreza”: la historia tendrá distintos puntos de vista, es decir, veremos todo desde el celular de cada chica. El recurso suena prometedor, pero no, cada segmento de esto no tiene nada que aportar al anterior. Se supone que en una historia contada desde distintas visiones cada segmento debe venir a enriquecer, completar o agrandar lo visto, pero acá nada de eso resulta, cada video es igual al anterior solo que visto desde otro encuadre. Como esto debe llegar a la hora y media de metraje para tener una duración decente, la película se detiene en momentos inentendibles e injustificables (botella de vodka) y otros que solo dan risa.
Una película completamente bizarra en sus pretensiones, desde su slogan a su secuencia final digna de la peor película de Shyamalan. Un bodrio para ser visto en casa con mucho copete.