Qué leer cuando queremos empezar a leer y no tenemos idea de literatura

Había una vez, una persona con muchos deseos de leer, abrió los ojos y vio: muuuuuchos libros ¿cuál podría escoger? ¿Podía tomar cualquiera o debía tomarse el tiempo para saber qué lectura debía leer? ¿Hay que tomarse el tiempo antes de tomar cualquier texto? Algunos pensarán que no, argumentarán que siempre es bueno leer a no leer; sin embargo ¿dará lo mismo leer cualquier cosa?.
​Creo que escoger un libro es como elegir con quién vamos a hablar: primero nos fijamos en lo superficial, tal vez, su apariencia (el título, el tipo de portada, la calidad de las hojas, el tamaño de la letra, la cantidad de páginas).
​Sin embargo, todas estas señales nos pueden llevar a equívocos y podemos terminar conociendo (leyendo) a un sujeto aburrido que no valga la pena seguir hablando con él (el libro no nos enganchó y no llegamos ni a la página 30).

Librando

“¿Por qué tan lejos de los dioses?
Quizás por preguntarlo.
¿y qué?
El hombre es el animal que pregunta.
El día que verdaderamente sepamos preguntar,
Habrá diálogos”
“Rayuela” de Julio Cortázar

​Podemos entonces dejarnos tentar por lo que lee la gran mayoría, los mal llamados “Bets Sellers”. Pensamos si lo lee la mayoría, debe de ser bueno. No obstante, yo no aconsejaría irse por el camino fácil. Estos libros envolventes siempre repiten los mismos esquemas a cambio de ser comprados, te evades y no llegas a nada. Claro, te entregan finales cerraditos y fáciles de digerir. Te van a entretener, pero cuando lo hayas cerrado, ya no pensarás más en él.
Pero si tenemos ganas de leer (que no siempre pasa en esta sociedad chilena), hay que aprovechar el impulso ¿y por qué no nos vamos a la segura y leemos un clásico? Al fin y al cabo, por algo hay libros universales que, aunque sean muy antiguos, el escritor cuando los creó puso un poco de ti en alguna de sus hojas.
​Atrévete, lee un clásico, verás que en la última página te dirá un soplo de verdad de tu existencia en el oído que te dejarán pensando, te dejarán con un cosquilleo de preguntas, burbujeando en tu imaginación.
​Ya sé lo que estás pensando: ya me van a dar a leer esos libros que me obligaban a estudiar en el colegio, con la única excusa que eran importantes para la historia. De pronto, te imaginas amenazado por la lanza de un Quijote gigante con la cara de tu profesora de Lenguaje.
​​No te aflijas, si no sabes entonces qué leer. A continuación te dejo una lista de cuentos (principalmente de autores hispanoamericanos) que coquetean con los clásicos, para que lentamente vayas entrando en la cueva del corazón humano que esconden los libros universales y que a mí personalmente me abrieron una puerta a otros mundos:

“El otro yo” de Mario Benedetti
“La noche boca arriba” de Julio Cortázar
“El almohadón de plumas” de Horacio Quiroga
“El gato negro” de Edgar Allan Poe
“Nupcias” de Antonio Skármeta
“La ciudad y los perros” de Vargas Llosa
“No oyes ladrar los perros” de Juan Rulfo
“La reina” de José Emilio Pacheco”
“El pájaro verde” de Juan Emar
“La luz es como el agua” de Gabriel García Márquez

Y colorín colorado

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