ARQUEOLOGÍA DE LA MODA: Birkin de Hermès

No se me ocurre como hacer una presentación adecuada y a la altura del artículo de esta semana. Podríamos resumir en que pertenece a la categoría “no me alcanza ni aunque empeñara el alma” o “no me da la línea de crédito ni aunque acumulara 10 vidas de aquí en adelante”, con ustedes una joya: Birkin de Hermès.

Hermès (sí, con tilde hacia el otro lado), es una casa de moda francesa, reconocida por su logo de un carruaje.

La historia del Birkin comienza en 1984, en un vuelo Paris-Londres donde viajaba la actriz Jane Birkin (famosa actriz inglesa de aquella época) a quién le tocó compartir asiento con Jean-Louis Dumás-Hermès. La historia cuenta 2 versiones de este encuentro, una es que Jane llevaba un “Kelly Bag” (otro diseño Hermés) y otra es que llevaba un bolso de paja (dato irrelevante pero que quiero presentar por si se encuentran con una u otra versión), lo importante de la historia es que mientras acomodaba su equipaje de mano en el compartimiento respectivo, los contenidos del bolso (sea cual fuera el que estaba usando) cayeron al suelo y ella se quejó de no poder encontrar un bolso de mano que se adecuara a sus necesidades. En ese momento el señor Jean-Louis Dumás-Hermès se ofrece a confeccionarle un bolso que cumpla con todo lo que ella necesita. Es así como en 1984 Hermés lanza el bolso “Birkin”. La anecdótico es que la fama del  bolso Birkin trascendió a la de la propia actriz que le dio el nombre.

Según la casa de moda el Birkin es confeccionado por las manos de un único artesano (¿verdad o marketing?, que importa!) y que puede tardar hasta 5 semanas en su fabricación completa. Es hecho totalmente en cuero. Su interior es de cuero de cabra y en el mismo color del cuero exterior, a su vez el exterior del bolso puede variar en origen animal. Las piezas metálicas que lo complementan como hebillas, cerrojos, etc. son fabricadas en paladio, pero también pueden ser solicitadas en plata, oro u otro metal a gusto (y bolsillo) del cliente. Si la cuenta bancaria es más abultada incluso puede aspirar a decorar con diamante u otra piedra preciosa.

Pero queremos aclarar que cuando decimos “a gusto del cliente” se entiende que el cliente también es a “gusto de Hermès” o sea no todas pueden llevarse un Birkin. Así que si usted revisó su billetera y luego de mirarla sacó cuentas y le alcanzó para soñar con mandarse a fabricar una Birkin de cuerina, con piezas de aluminio y circones. Déjeme decirle que usted no califica como “clienta Hermès”. Por que la triste realidad es que lo más barato en que se puede comprar un Birkin es a US$ 6.000 luego de que el encargado de la tienda compruebe que la compra será hecha para uso y disfrute de la pieza y no para reventa de lujo. Algunos diseños como el fabricado en piel de cocodrilo de agua salada y escamas pequeñas pueden partir desde los US$ 120.000. Otro dato que se debe tener en cuenta y que incide en el precio es que entre más pequeño el tamaño del bolso, más caro es.

Hermès ofrece a los bolsos un “tratamiento spa” que es para reacondicionar aquellos excesivamente utilizados. Esto funciona así: si usted estropea su Birkin de tanto usarlo lo deja en cualquier tienda Hermès y ellos se encargan de mandarlo a reparar directo a Paris y luego vuelve renovado y listo para volver a ser usado por su dueña.

Se dice que la lista de espera por un Birkin puede ser de hasta 2 años.

Bueno como dicen por ahí “la que puede, puede”, al menos yo…no puedo.

Sobre la historia de la marca:

El origen de la marca se remonta a 1837 cuando una familia inmigrante de Alemania se traslada a vivir a Paris. Entonces el patriarca de la familia, Thierry Hermès, comienza un negocio de confección de arnés de cuero para caballos, los cuales eran comercializados entre las familias más acaudaladas de Francia. Así las ventas fueron creciendo hasta cruzar las fronteras, transformándose en un lucrativo negocio.

Casi 20 años después la empresa alcanzó gran reconocimiento a nivel internacional, por desarrollar productos de altos estándares de calidad y por considerarse de los más finamente acabados del mercado, a la altura de las exigencias de la poderosa demanda.

Luego es Charles-Emile Hermès, hijo del fundador, quién se hace cargo del negocio familiar junto a sus hijos e incursionan en la creación de sillas de montar y su respectivo bolso de transporte.

Alrededor de 1915 Adolphe y Émile-Maurice, hijos de Charles-Emile Hermès, son los únicos encargados de manejar la empresa familiar incorporando avanzadas tecnologías de confección para la época, como la introducción de cremallera/cierre en sus artículos de montar y en las prendas deportivas de cuero que habían comenzado a desarrollar a principios de siglo.

Con el paso de los años y para continuar con la dinastía de la familia Hermès, aparece una cuarta generación de socios, que son los hijastros de Émile-Maurice y es en este momento, en el año 1922 que la firma crea el primer bolso de mano de uso urbano y fabricado en cuero (material distintivo de la marca).

Luego de la muerte de Émile-Maurice asume el liderazgo de la empresa uno de sus hijastros Robert Dumas-Hermès, quién introduce en el negocio las colecciones de alta costura, joyas, perfumes y accesorios.

En los años setenta el negocio familiar se transforma en una compañía con venta de acciones y se elige como presidente al hijo de Robert Dumas-Hèrmes, Jean-Louis Dumas-Hermès. En este momento la marca comienza a experimentar una gran desventaja económica y decrecimiento en comparación a otras marcas del rubro de la moda. Luego de una intensa campaña comercial y asociaciones estratégicas con diseñadores, Hermès vuelve a recuperar su posición y se consolida en el mercado internacional como una de las más prestigiosas y costosas marcas de lujo.

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