Ellos tenían asegurado su puesto fijo en las comedias románticas o chick flick como le dicen en gringolandia, sobretodo esas medias novelas imposibles del 7º arte bien tontorronas que nos hacen creer que un mino así, así de rico, se puede aparecer un día de la nada en la puerta y enamorarse perdidamente de nosotras.
En general su tipo de papeles se resumía al hombre rudo pero con corazón de abuelita dispuesto a todo por una chica ¿o no? Y salir de ese nicho es casi una misión imposible, sino preguntemosle a Leonardo Dicaprio cuánto le costó sacarse la chapa de “care’lindo” y obtener papeles más diversos que lo desencasillaran para ser apreciado por lo que realmente es: un actorazo con la suerte de ser guapo guapo.
Por eso celebro esta rebelión de dos «mijitos ricos»: Bradley Cooper y Matthew McConaughey, ambos nominados al Oscar (aunque Bradley se repite el plato) y que tanto tiempo pasaron encasillados por su físico a sólo ser el “jovencito” de alguna película «ahí no más» que jamás sería considerada por premio alguno. Aplausos.
Si acaso influyó que ambos se afearan con permanente en el pelo o abandonaran sus cuerpos llenos de calugas para lograr el papel que los llevara a ser nominados no importa, porque talento tienen. Sólo necesitaban sacarse el peso de ser mijitos ricos.
¿O no? ¿ah?
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Por @Feernerd